Córdoba y Velasco, Martín Alfonso de. Conde de Alcaudete (I). ¿Córdoba?, p. m. s. XVI – Orán (Argelia), VIII.1558. Virrey de Navarra, gobernador y capitán general de las plazas de Orán, Mazalquivir y del reino de Tremecén, consejero real.
Nació en el seno del linaje de los Fernández de Córdoba, en concreto en una de sus ramas principales, la conocida como línea de Montemayor o Alcaudete por lo que perteneció a la esfera de la aristocracia. Sus padres fueron Alfonso Fernández de Córdoba y Montemayor, quinto señor de la villa de Alcaudete, sexto señor de la villa de Montemayor, señor de Fines y Somontín, y María de Velasco y Mendoza, hija de Juan de Velasco, primer conde de Siruela.
Pasó la mayor parte de su vida sirviendo a la Monarquía básicamente como militar, pero también en diferentes oficios de la administración monárquica.
De este modo, fue miembro del Consejo del Rey, corregidor de la ciudad de Toledo en 1523, así como virrey y lugarteniente de Su Majestad en Navarra hasta 1534, siendo más tarde nombrado gobernador y capitán general de Orán, Mazalquivir y del denominado reino de Tremecén en el norte de África.
Su actividad como militar puede rastrearse desde la guerra de Navarra entre 1521 y 1526, donde participó a las órdenes del duque de Alba, y más tarde, durante el virreinato del obispo de Tuy, Diego de Avellaneda, como capitán general del mismo Reino, tras lo cual quedaría como virrey desde el 1 de enero de 1527 hasta 1534, tal y como se ha mencionado. Sería, por consiguiente, el séptimo de los virreyes de Navarra, desempeñando, según Garibay y Fernández de Bethencourt, con bastante acierto el oficio a pesar de los problemas que generaban las pretensiones de la casa de Albret.
Más adelante, desde la década de los cuarenta, su actividad personal se concentró en la empresa del emperador Carlos V de conquista y control del norte de África para contener el avance otomano desde Argel.
Así, sería nombrado gobernador y capitán general de las plazas mencionadas, extendiéndose su mandato durante más de veinticuatro años. De esta manera, en 1543 restituyó en el trono al rey Abu-Abdallah, mientras que a partir de 1545 comenzó a pensar en las posibilidades de conquista de Mostagán, intentona que se iniciaría por primera vez y sin éxito ese mismo año. Tres años más tarde, en 1548, la persistencia de Martín hizo que se volviese a atacar la plaza, una vez más, sin conseguirse la empresa.
Tras estos fracasos marcharía directamente a Flandes para informar al mismo Emperador de la situación en Berbería, empresa que seguía estando presente entre los proyectos del gobernador, quien conseguiría la promesa de Su Majestad del mando de las galeras de España. Finalmente, esto no se llevó a efecto, según Fernández de Bethencourt, por la oposición del príncipe Felipe, quien al parecer prefirió para este cargo a Bernardino de Mendoza.
De este modo sería, pues, enviado a África en 1554, donde seguiría desarrollando su labor como gobernador de la zona, y donde no abandonaría el sueño de la conquista de Mostagán. De esta manera, en 1558, volvía a Valladolid, donde estaba establecida la Corte de la princesa gobernadora Juana de Portugal, para solicitarle su apoyo y la infraestructura necesaria para llevar a buen puerto la empresa. Ese mismo año se le autorizaba para levantar un ejército de hasta doce mil hombres. Sin embargo, los resultados no mejoraron, sino todo lo contrario. En agosto partía la expedición de Orán al mando del propio Martín, quien iba acompañado de su hijo tercero, Martín de Córdoba y de Velasco, sustituto en el mando de su padre en muchas de las ocasiones que se dieron a lo largo de los años en esta empresa militar, en tanto que el primogénito, Alfonso Fernández de Córdoba y de Velasco, quedaba a cargo del gobierno de las plazas africanas.
Sin embargo, los resultados fueron esta vez dramáticos, ya que Martín Alfonso perdería su vida en el intento de conquista de la plaza, mientras que su hijo sería hecho prisionero y llevado a Argel, de donde saldría rescatado por su hermano mayor en 1561.
El conde de Alcaudete se había casado con Leonor Pacheco de Córdoba, quien era varias veces su prima, hija de Diego Fernández de Córdoba, jefe de otra de las líneas principales de los Fernández de Córdoba, la de los Alcaides de los Donceles, y primer marqués de Comares, y de Juana Pacheco. Esta última era la hija sexta de Juan Pacheco, primer marqués de Villena, duque de Escalona, maestre de la Orden de Santiago y gran privado del rey Enrique IV, gobernador de la Monarquía, así como de María Portocarrero, su segunda mujer, sexta señora de las villas de Moguer y de Villanueva del Fresno.
En el terreno de los honores y del poder señorial, junto a los cargos administrativos y militares, hay que reseñar que Martín fue sexto señor de la villa de Alcaudete, séptimo señor de la villa de Montemayor, así como de otros muchos lugares todos ellos situados en Andalucía.
Sería elevado al escalafón de la nobleza titulada en 1520 por el emperador Carlos V, quien otorgaría a la casa de Alcaudete la dignidad condal.
Bibl.: E. de Garibay y Zamalloa, Los Cuarenta Libros del Compendio Historial de las Crónicas y Universal Historia de todos los reinos de España, Barcelona, Imprenta de Sebastián de Cormellas, 1628 (ed. facs., t. III, Lejona, Gerardo Uña, 1988, lib. XXX, caps. 11-12); F. Fernández de Bethencourt, Historia genealógica y heráldica de la Monarquía española, t. IX, Madrid, Imprenta de Jaime Ratés, 1905, págs. 292-300; F. Fernández de Córdoba, “Historia de la Casa de Córdoba”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba (1954-); R. Molina Recio, “La familia del Gran Capitán: el linaje Fernández de Córdoba en la Edad Moderna”, en VV. AA., El Gran Capitán. De Córdoba a Italia al servicio del rey, Córdoba, Cajasur, 2003, págs. 67-86; R. Molina Recio, “La nobleza española en la Edad Moderna: los Fernández de Córdoba. Familia, riqueza, poder y cultura”, en Tiempos Modernos, IV, 12 (2005); D. Suárez Montañés, Historia del Maestre último que fué de Montesa y de su hermano Don Felipe de Borja: la manera como gobernaron las memorables plazas de Orán y Mazalquivir, reinos de Tremecén y Ténez, en África, siendo allí capitanes generales, uno en pos del otro, como aquí se narra, B. Alonso Acero (ed.), Valencia, Institució Alfons el Magnànim - Diputació de València, 2005.
Raúl Molina Recio